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La Palabra de Dios para la actualidad

La Palabra de Dios para la actualidad

María Fontaine

La Palabra de Dios es la piedra angular de nuestras creencias, actividades y modo de vida. Sostenemos que la Biblia es la Palabra de Dios, escrita por hombres de fe que hablaron movidos por el Espíritu Santo[1]. Sus principios eternos constituyen el cimiento de nuestra fe y su verdad, la base del mensaje que transmitimos.

Profesamos que Dios es un Dios vivo que habla hoy a Su pueblo como lo hacía en la antigüedad y sigue comunicando Su mensaje por revelación, profecía y palabras de consejo y orientación espiritual.

La Palabra de Dios explica en qué consiste Su plan para la humanidad, nos enseña a convivir en armonía con Dios y los demás, nos orienta en nuestro accionar y nuestras decisiones y es esencial para nuestra fortaleza y desarrollo espiritual. (De La Profesión de fe de LFI, 2010.)

La Biblia —las Sagradas Escrituras— es considerada por todos los cristianos la Palabra de Dios. Se la considera el cimiento del cristianismo y de la doctrina cristiana. La Biblia es el fundamento de nuestra fe y doctrina.

Hay muchos cristianos que no consideran que la Biblia sea la única fuente de enseñanzas que fomenten el crecimiento y el fortalecimiento espirituales. Muchos, por no decir la mayoría, de los cristianos, denominaciones, iglesias y organizaciones cristianas, no se limitan a leer la Biblia para obtener alimento y motivación espirituales. La mayoría consideran que los sermones inspirados por Dios o las clases sobre la Biblia son un medio importante para crecer y fortalecerse espiritualmente. Muchos producen textos y libros para alentar, orientar y motivar a otros cristianos o para ayudar a los nuevos creyentes a crecer en la fe.

Son muchos los medios de los que se valen los cristianos para inspirarse, apacentarse y edificar su fe. Aunque la Biblia es una fuente vital de apacentamiento espiritual y no podemos permitirnos descuidarla, no es la única fuente. Creemos que Dios habla por muchos medios y da mensajes e instrucción a los creyentes. Dios no ha dejado de hablar, lo hace en la actualidad. Da asesoramiento, guía, ánimo e instrucción por medio de revelaciones, profecías y escritos inspirativos que nos ayudan a poner en práctica las enseñanzas de Jesús en nuestra vida y en la época actual.

El Señor no está limitado a ningún método específico para hablarles al corazón, revelarles algo, acrecentar su fe o alentarlos e inspirarlos. Todos tenemos que estar atentos a la voz de Dios, sea cual sea el medio por el que quiera hablarnos, ya sea a través de Sus palabras impresas, Su silbo apacible y delicado que nos habla al corazón, o Sus palabras en profecía. No está limitado en Su comunicación con nosotros y quiere que todos estemos en mayor sintonía con Su Espíritu, el cual ha dicho que nos enseñará todas las cosas, nos recordará todo y nos guiará a toda la verdad[2].

El Señor desea comunicarse con nosotros y ser una presencia cercana e íntima en nuestra vida. Quiere fortalecernos mediante Sus palabras que nos alimentan y edifican nuestra fe, así como a través de escritos motivadores que sirvan para fortalecer nuestra condición de discípulos y relación con Él. Lo importante es que le permitamos hablarnos al corazón mediante la instrucción y consejos espirituales que leamos, y que nos guíe en nuestra relación con Él y nuestra vida espiritual.

Dios quiere comunicarse con Sus hijos, sea cual sea la denominación a la que pertenezcan o aunque no pertenezcan a ninguna iglesia. El es un Dios vivo que habla al corazón de cada individuo de la manera que Él sabe que mejor lo entenderá y aceptará. Sería poco realista esperar que todos los cristianos comprendan la Palabra de Dios y Su plan para su vida de la misma manera.

Ese es el objetivo final, que su espíritu se fortalezca, que su relación con Jesús se vuelva más profunda y que se llenen de poder para cumplir la voluntad del Señor y para comunicar su fe a los demás. Su relación con el Señor es invaluable y eterna. A medida que reflexionan sobre la eterna verdad del amor inmutable que tiene Dios por ustedes, y en su relación personal con Jesús, y a plantarse sobre ese firme cimiento, es posible que todo cambie, pero Jesús nunca, y en tanto que se afirmen en él, no se tambalearán. El Señor seguirá siendo su pastor, los guiará a verdes pastos y aguas de reposo que refrescarán su alma y los fortalecerán.

Para más escritos de María Fontaine, visita Rincón de los directores.


Notas al pie

[1] 2 Pedro 1:21.

[2] Juan 14:26, 16:13.

[3] Juan 21:25.