La Biblia presenta lo que Dios nos ha revelado acerca de Sí mismo, Su amor por la humanidad, la manera de alcanzar la salvación y la relación que Él desea tener con los seres humanos. También contiene instrucciones sobre cómo vivir de una manera que le agrade, que es la base para disfrutar de una existencia feliz, gratificadora y productiva en armonía con Él y con el prójimo.
La Palabra de Dios incluye consejos prácticos que nos sirven de brújula y nos ayudan a sortear los obstáculos que surgen a diario. Sus palabras expresan principios que son nuestra guía para relacionarnos con los demás y tomar decisiones, y que nos permiten distinguir entre el bien y el mal. Tales principios marcan la tónica de nuestra moral, nuestra ética y nuestra actitud frente a la vida, el amor, el mundo, el medioambiente y las relaciones interpersonales. Si bien la Biblia no aborda cada situación en que se puede ver una persona, sí nos revela los principios que hacen falta para lidiar con las complejidades de la vida de una forma que agrade a Dios.
Dichos principios espirituales nos sirven de norte a lo largo de esa travesía que es la vida. Nos permiten encarar las dificultades con la confianza de que podemos tomar decisiones prudentes y acertadas y cultivar buenas actitudes frente a la vida y nuestros semejantes. Nos indican cómo reaccionar ante los obstáculos y conflictos. Nos señalan qué dirección tomar en cada encrucijada.
Nuestra conexión con Dios —la fuente de la vida— y la conciencia de Su presencia, junto con las palabras de orientación que Él ha dado a la humanidad y la maravilla de estar en contacto y comunicación con Él, nos permiten llevar una vida ajustada a Sus deseos.
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