Muchos cristianos que esperan ser arrebatados —llevados al Cielo en el momento de la Segunda Venida de Jesús— antes de la Tribulación se van a llevar la sorpresa de su vida, porque no va a ocurrir tal cosa. Jesús mismo lo dijo: «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, [...] verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará Sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a Sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.» (Mateo 24:29,31.)
Después de la Tribulación aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Después de la Tribulación se lamentarán todas las tribus de la Tierra. Después de la Tribulación verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Después de la Tribulación enviará a Sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a Sus escogidos. Entonces será cuando vuelva Jesús por nosotros, después de la Tribulación, ni un día antes.
¿Para qué va a retornar Jesús? Para reunir a Sus escogidos, los eklektos en griego, es decir, los elegidos, los salvos. En esa época de tribulación, los cristianos estarán predicando el Evangelio y conquistando a multitudes de personas. ¿Por qué habría el Señor de retirar a Sus obreros antes de esos pocos años en que la gente estará más afanosa que nunca por hallar la salvación y se producirá una de las siegas de almas más grandiosas de la Historia, años en que estaremos obrando portentos e instruyendo a muchos? (Mateo 9:37-38; Daniel 11:32-33). Si obraremos portentos e instruiremos a muchos durante la Tribulación, tiene que ser que todavía estaremos aquí. El Señor tendrá que servirse de muchos de nosotros para aclararle al mundo lo que está pasando.
Algunos argumentan que si Dios ama tanto a los cristianos salvos, ¿por qué habría de permitir que pasaran por la Tribulación? Para ponerlos a prueba. Pondrá a prueba su fe para ver si realmente creen. ¿Darán testimonio de Él, o se avergonzarán de Él y tratarán de salvar la vida evitando dar testimonio? Dice Su Palabra que Él los depurará y refinará por medio del fuego, a fin de emblanquecerlos (Daniel 11:35).
Si esto te decepciona, lo lamento mucho. Quizá pensabas que por el hecho de ser cristiano Él vendría a rescatarte antes que algo terrible sucediera. Lo siento en el alma, porque no será así. La Tribulación nos hará pasar por el fuego purificador, pero quienes tengan fe de verdad saldrán como oro refinado en el crisol.
Sabemos que la Tribulación será difícil, de otro modo no se llamaría así. En todo caso, tampoco debemos aguardarla con trepidación, esperando sufrir una derrota ignominiosa, puras persecuciones y padecimientos. Más que nada se caracterizará por ser una época de grandes victorias sobre las fuerzas de Satanás y de resonantes triunfos sobre los impíos devotos del Anticristo. Será una época de acontecimientos terribles y sobrecogedores. Sin embargo, contaremos con poderes igualmente terribles y sobrecogedores para defendernos, librarnos y seguir adelante hasta el fin mismo (Daniel 11:32; Apocalipsis 12:7-11; Apocalipsis 17:14). No tenemos por qué preocuparnos ni tener miedo, ya que Dios cuidará de los Suyos (Apocalipsis 3:10; 7:1-3; 12:6).
Otra falsa doctrina que circula en torno al Arrebatamiento es que solamente los mejores cristianos participarán en él. Te aseguro que por muy bueno que uno sea, nunca lo es en medida suficiente. Por mucho que uno ame a Jesús, siempre se queda corto. Todo lo que tenemos de perfectos, limpios, puros y santos es por la sangre de Jesucristo, desde el instante en que lo reconocemos como salvador. Si perteneces a Jesús, Él te llevará consigo cuando venga. Lo demás no importa.
Nadie que haya aceptado el don de salvación de Jesús se quedará atrás. Él prometió que enviaría a Sus ángeles a juntarnos de todas partes, de los cuatro vientos, de todo el orbe, y no dejará ni uno atrás. No se olvidará de nadie, de ninguno (Mateo 24:31). Qué maravilla, ¿verdad?
De modo que si tienes al Señor, ya estás listo. Ayuda ahora a otros a prepararse. Anuncia a cuantos puedas la Buena Nueva del amor de Dios y de la salvación que nos ofrece Jesucristo. Habla de ello con tus amigos y familiares y con todas las personas que conozcas, a fin de que ellos también estén listos para ese increíble acontecimiento que pronto tendrá lugar, cuando Jesús venga a rescatarnos de este mundo y llevarnos consigo a lugares celestiales donde viviremos con Él por la eternidad. Que ninguno se quede atrás por culpa tuya.