Muchas personas sienten temor del futuro. Incluida la mayoría de los jóvenes. Saben que viven de milagro. A fin de cuentas, somos la primera generación en el planeta que podría aniquilarse a sí misma. El mundo entero quiere saber qué puede hacer al respecto y si hay alguna manera de evitar la catástrofe, de prepararse para ella o de sobrevivirla.
La psicología afirma que el peor temor es la incertidumbre o el temor a lo desconocido, no saber lo que va a pasar. Qué triste es que tan pocos sepan que se puede conocer el futuro en detalle y con exactitud. Hasta el número exacto de años, meses y días de ciertos períodos del futuro.
¿Cómo puede ser cierto? ¿De qué medios dispone el hombre mortal para traspasar los límites del tiempo y vislumbrar el futuro? Sólo de la sintonía con Dios y el conocimiento de Su maravillosa Palabra, la Biblia. Porque Él es el gran «YO SOY» que vive en el eterno presente, donde no existe el pasado ni el futuro y «el tiempo no será más» (Apocalipsis 10:6). Para Dios todo es lo mismo. Él puede revelar fácilmente los misterios del futuro a Sus profetas y videntes. «Nada hace el Señor sin antes revelarlo a Sus siervos los profetas» (Amos 3:7).
«Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es santo: Los primeros acontecimientos se han cumplido, y ahora les anuncio nuevos acontecimientos; Yo se los hago saber antes de que ocurran. Yo, el Señor, seré quien hable, y lo que Yo diga se cumplirá. Voy a hablar, y lo que Yo diga se cumplirá. Palabra de Dios el Señor» (Isaías 57:15, 42:9; Ezequiel 12:25).
«Investiguen en el libro del Señor, y lean si alguno de ellos faltó. Pero no faltó ninguno de ellos ni su compañera, porque así lo ordenó Su boca y los reunió Su Espíritu mismo» (Isaías 34:16).
La compañera de cada profecía es su cumplimiento. La Palabra de Dios es acompañada por el cumplimiento de profecías bíblicas —predichas con cientos de años de antelación— hasta en el más mínimo detalle. Cada profecía de la Biblia se ha cumplido, con excepción de las que aún no se han hecho realidad. Y no cabe duda que se cumplirán con la misma exactitud de las que ya se han cumplido en el pasado.
El estudio de las profecías es maravilloso y emocionante. Infunde fe saber que se cumplirán con la misma precisión, perfección y seguridad con que se han cumplido cada una de las profecías en el pasado. Pero las que más nos interesan son las predicciones de eventos que aún están por venir.
La Palabra de Dios es límpida y específica y sus profecías indican con exactitud lo que sucederá. Si se preguntan de dónde venimos, hacia dónde nos dirigimos o qué está ocurriendo, este maravilloso libro —la Biblia— lo esclarece todo. No tienen que preguntarse sobre el mañana ni sentir temor del futuro. No necesitan adivinar nada. La explicación de todo se encuentra aquí, más clara que el agua.
«Porque lo que ha sido determinado se cumplirá» (Daniel 11:36). Dios llevará a cabo lo que ha determinado en profecía. Lo que sea que haya dicho que hará lo cumplirá. Ninguna promesa faltará con su compañera. Ninguna dejará de cumplirse, sino que cada una se hará realidad.
«Además contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes. Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo dominio del Espíritu Santo» (2 Pedro 1:19-21).
«Y les he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, ustedes crean. El cielo y la tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán» (Juan 14:29; Mateo 24:35).
Casi desde la misma creación del hombre, Dios nos ha advertido del fin de su dominio en la tierra. No cabe duda que lo ha repetido a lo largo de la Biblia. Los gobiernos del hombre deben desaparecer para que Dios establezca Su reino celestial de paz.
El Señor le ha concedido al hombre miles de años para resolver sus problemas, gobernar el mundo y lograr paz y armonía. Pero éste no ha producido más que enfrentamientos bélicos y sufrimiento. A pesar de las numerosas oportunidades que le ha dado Dios, el hombre no ha hecho más que un lío de este mundo y ahora se encuentra a punto de destruirlo. Si Dios no interviniera en la última hora de la Humanidad, el hombre destruiría el planeta por completo y se aniquilaría a sí mismo.
Puedes leer la versión completa del Libro del futuro aquí.